
Ahora bien, pretender que pase por semejante suplicio apelando a mi abnegación y capacidad de sacrificio por los machos que forman mi familia me resulta tremendamente ofensivo. Prefiero mil anuncios de señoras desnudas para vender coches caros antes que esta humillación inconsciente. Con toda su buena intención (una más para empedrar el infierno) la Asociación Española contra el Cáncer ha resultado la mayor defensora del machismo más cutre. A la campaña de imágenes se unen tres cuñas en las que un niño se dirige a su abuela, un adolescente a su madre y un sesentón a su esposa. Los tres varones.
Las mujeres somos tan buenas (y tan estúpidas) que no somos capaces de cuidarnos por nosotras mismas, pero sí lo haremos por nuestros héroes. Las solteras, las lesbianas, las que no tengan descendencia o sólo tengan hijas... que se jodan porque sus vidas carecen de sentido.
Una campaña paralela a ésta en la que las mujeres se dirigieran a los hombres en los mismos términos para que estos se palpen la próstata habría suavizado mi indignación, pero a nadie se le ha ocurrido. ¿Por qué será?